Lincoln, de Spielberg
En mi lento recolectar películas candidatas a los Oscar ya he visto Lincoln, de Spielberg, que por número de nominaciones es la gran favorita, pero que no veo que se vaya a llevar muchas estatuillas el próximo día 24.
Este genio del cine (sí, a pesar de alguna cagada este hombre es el puto amo) retorna a nuestras pantallas con una historia sobre el adorado decimosexto presidente de los EE UU que abolió la esclavitud. Precisamente en este punto es donde se concentra este drama político, que no biopic: en cómo se consiguió vencer la votación que terminó con aquella lacra inhumana.
Ay, amigos, porque los que esperaban la espectacularidad del gran Steven aplicada a la Guerra de Secesión o al drama de la esclavitud se llevarán un chasco al encontrarse una trama política, con algún espacio para el drama familiar de aquel atribulado hombre. Y no, no es una película de aventuras, si no un filme denso y de ritmo tranquilo. A mí me costó entrar en su juego porque no estoy muy centrado en la historia de EE UU. La película me gustó, aunque me esperaba bastante más.
El talento visual está ahí (qué iluminación, qué escenas alrededor del telégrafo, qué ritmo pausado pero elegante y constante) y los actores están francamente bien. Daniel Day Lewis está muy bien (aunque ya os digo, no le daría el Oscar este año); Sally Field tiene un complejo papel que la hace resplandecer (y me da que el doblaje se carga un poco su interpretación en español) y Tommy Lee Jones está sublime (lástima que compita este año con Christoph Waltz y su papelón en la desigual Django).
Quizá lo que más me gustó es que a pesar de poner por las nubes al personaje, Spielberg no duda en mostrar como sin métodos corruptos (compra de votos) jamás se habría vencido la votación. Es una subtrama bastante bien llevada de la película, que además lleva a una reflexión al verlo en una película de marcado tono triunfalista: ¿el fin justifica los medios? ¿es aceptable la corrupción aunque el fin sea tan loable?
Lo dicho, buena película pero densa. Aburrirá a muchos, advertidos quedáis. Vaticino chascazo en los Oscar, salvo para Daniel Day Lewis (que repito, yo no se lo daría).
Pd. Para los muy interesados… ¿A qué apetece un ciclo doble entre esta y La conspiración de Robert Redford?
Pd2. Dos de los grandes del cine y por ende la cultura popular de EE UU hacen películas sobre la esclavitud: uno, Tarantino, la resuelve con una loca orgía de sangre y violencia indiscriminada; el otro, Spielberg, no duda en glorificar la corrupción para ponerle fin. Ajá.
La isla bajo el mar
Os dejo la reseña que escribí para Best Seller Español sobre la última novela de Isabel Allende, La isla bajo el mar.
«No había leído nada de Isabel Allende así que, con ese objetivo sobre la espalda desde hacía tiempo, me surgió la oportunidad con su última novela La isla bajo el mar.
Enmarcada en el turbulento paso del siglo XVIII al XIX, en el Caribe y con la esclavitud como tema principal, Allende ha construido un relato (casi una saga) que ocupa más de treinta años en los que sigue a una serie de atractivos personajes: la esclava Zarité, su señor Valmorain, el doctor Parmentier, el soldado Relais, etc, durante las revuletas de esclavos en Haití y su triunfo en este país. Una historia familiar de amores, odios, traiciones y secretos bien trenzada y resuelto pero, en síntesis, no demasiado original.
Lo más destacado son sus personajes, la ambientación y el estilo. Los personajes, sobre todo los femeninos, son una delicia, empáticos y bien construidos. Los masculinos no sobresalen tanto a excepción de un logrado Valmorain que logra adentrarnos en la mente de un plantador que comienza teniendo dudas sobre la esclavitud y acaba apoyándola sin reparos.
La ambientación, logradísima pero guardando ese equilibrio entre lo útil y lo que da color a la historia y lo irrelevante y pesado, es sumamente interesante y relata, además, unos hechos, en general poco tratados en la novela: las revueltas de esclavos y la independencia de Haití o el cambio de Nueva Orleans de colonia española a territorio estadounindense.
El estilo de Allende, directo pero sabiendo mantener un estilo hermoso y sentido, sabe mezclar elementos mágicos (que tan bien le sientan a esta historia de esclavos y señores en el Caribe del s. XVIII) con reales e históricos.
La isla bajo el mar es una notable novela histórica entretenida y bien escrita, que nos habla de la esclavitud y las ansias de libertad, y de que hay muchas maneras de ser esclavo: la real y los que son esclavos de las apariencias sociales, de sus ambiciones o de sus pasiones. Muy recomendable.»
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