Divulgar la historia: el difícil equilibrio

Hola a todos¡ ¿Qué tal estáis? Os dejo una entrada que escribí el otro día para Best Seller Español sobre la divulgación histórica. A ver qué os parece.

En este blog hemos hablado mucho de divulgación (sobre todo histórica, pero también de otros temas), porque nos gusta y, seamos sinceros, en un ‘tablao’ con tres historiadores y dos escritores que han tocado la novela histórica parece lógico.

Eso ha hecho que me haya atrevido a lanzarme a la piscina que supone esta entrada. ¿Qué buscamos en las obras de divulgación histórica? Me atrevería a decir que un equilibrio entre la narración y el contenido documental. El divulgador debe ser un experto en el tema, claro, pero sobretodo debe tener la capacidad de síntesis necesaria para plasmar los ejes básicos del periodo, personaje o hecho a tratar, ilustrándolo con la habilidad narrativa suficiente para hacer vivir la historia, para fascinar al lector. No debe ser, en mi opinión, la definitiva lectura sobre un tema (aunque para el lector puede que lo sea), sino la primera. Un asidero para el lector que quiera quedarse con lo esencial; un acicate, para quién quiera llegar más allá.

Para ello considero, que la seducción narrativa debe ser tan fundamental como los conocimientos puestos en juego. Un lector académico aguantará un texto farragoso para ampliar su saber. El lector de divulgación no, incluso podría recaer en la conciencia del supuesto divulgador la culpa por la pérdida de interés por un hecho de la historia.

La divulgación es un acercamiento de cierta profundidad, pero no una fuente para convertirse en experto. Para eso -menos mal- se necesita tiempo, selección, estudio y esfuerzo.

Según esa idea, creo que este subgénero vive buenos momentos en nuestro país (si es eso posible), aunque en muchos sellos se mezclan títulos divulgativos y académicos sin mucha diferenciación. Digo que vive buenos momentos, porque podemos encontrar gran variedad de títulos, perspectivas (incluso ideológicas, sino, comparen la historia de la Reconquista de José Javier Esparza, con la de Castilla de los también periodistas, pero de muy distinto signo, Arsenio e Ignacio Escolar), estilos o formas de editar (dos formas muy diferentes, pero ambas con buenos resultados, pueden ser las muy destacables Breve Historia de Nowtilus y los libros de Edaf).

Y aún así, el equilibrio del que hablaba, no es nada fácil de obtener. Muchas obras se leen bien, pero aportan poco o poco esencial. Otras tantas están llenas de datos y tesis, pero tan pobremente expuestos que provocan un olvido inmediato. También hay algunos, que saben congeniar con genialidad lo académico con lo divulgativo.

Una clave, pienso, es el manejo de la anécdota. Bien utilizada, un detalle pintoresco o vistoso, debidamente utilizado, puede resultar clave para que el lector lego ejemplifique y haga suyo una idea más compleja. Porque en el fondo, la divulgación debe sintetizar lo esencial para el lector lego en el asunto a tratar.

Con esas ideas en la cabeza, no creo que sorprenda que hable ahora de Indro Montanelli. El periodista italiano es el gran maestro de la divulgación histórica. Sus historias de Roma y de los griegos han hecho más por enganchar a millones de lectores a la historia, que muchos otros. La clave quizá esté en su ojo periodístico (y en cómo lo aplica a la historia) y en su buen hacer como narrador. No sales sabiéndolo todo sobre Roma, pero sí lo suficiente. ¿No le has leído? Ya tardas.

No es el único, hay nombres que invitan a acercarse: Juan Antonio Cebrián (tan didáctico era en la radio, como en sus libros; una gran pérdida que se nos fuera tan pronto), Javier Negrete (a quien dijo que un novelista no podía ser buen divulgador, Negrete con sus libros sobre Grecia y Roma publicados en la Esfera le da un buen rapapolvo), nuestro compañero Jesús Hernández (con sobre todo, sus libros sobre la Segunda Guerra Mundial, pero también sobre otros conflictos; un buen ejemplo del manejo de la anécdota), Bill Byrson, Tom Holland, Eslava Galán, los libros publicados por el canal Historia…

Hasta aquí mi tan sesgada como limitada, por saber y por extensión del texto, visión sobre el tema. ¿Qué dirán mis compañeros historiadores, novelistas e historiadores sobre el tema? ¿Y vosotros, sagrados lectores? Espero debatirlo en los comentarios.

About davidyc

David Yagüe Cayero, periodista y aprendiz de escritor. En su blog encontrarás temas tan variados como el cine, libros, cómics, actualidad y mucho más.

1 responses to “Divulgar la historia: el difícil equilibrio”

  1. Fotos X Abella Anderson says :

    Entiendo que es dificil divulgar la historia si siempre hay personas que la manipulan, no? :( es una pena pero creo que es asi

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